sábado, 15 de enero de 2011

Bosch y Peña Gómez: Orígenes, Tránsito y Final de Dos Líderes

Juan Bosch, Peña Gómez:
Orígenes, Transito y Final de dos Grandes Líderes.
Por Julio Ramírez



Juan Emilio Bosch Gaviño,

fue el hijo de un albañil y nieto de agricultores de origen español. Nació en un paraje agrícola del Municipio de La Vega, en el Valle del Cibao, una zona de fértiles terrenos a donde llegaron centenares de emigrantes catalanes y de otras regiones de España.

Ante sus precoces muestras de inteligencia innata, sus padres decidieron mudarse a la Ciudad para facilitar su escolarización. Sus virtudes lo colocaron en la ruta de las artes, desde la pintura y la escultura hasta la literatura, pero viene a ser esta última en la que pone sus mayores énfasis y pronto, desde los 16 años inicia la publicación de sus cuentos, los que, según referencias testimoniales, dan cuenta de que inició escribiéndolos desde los nueve años. A sus dos años, de edad sus padres, embarazada su madre, lo llevaron a vivir a Haití, de donde los apuros provocados por la intervención norteamericana a aquel país, lo empujan a regresar a La Vega. Inició sus estudios formales a los siete años de edad, en su natal Río Verde, y a los Nueve se traslada a la Ciudad de La Vega, y ya participa en la confección de una publicación periódica escolar: El Infante.

A esa edad, ya acompañaba a su padre a sus actividades comerciales hasta Monte Cristo y la Línea Fronteriza. Desde su adolescencia trabajo como obrero en Santo Domingo, sucesivamente, en las empresas de Don Ramón Corripio y en la Casa Font Gamundi.

A los 13 años sufrió la muerte tristìsima, por disentería, de sus dos hermanitos. En 1930, sus padres lo envían a Barcelona, donde forma un grupo teatral con el que viaja a Venezuela, allí, no obstante haber accedido hasta los más destacados salones de teatro nacionales, la crisis depresiva de la economía mundial presente en esos días, se le aprieta la situación económica y sale a hacia las Islas del Caribe, Curazao, Trinidad, Martinica, donde llega a trabajar desde muellero hasta teatrero de parques públicos. Tales crujías, lo compelen a regresar a la ciudad de Santo Domingo, donde ahora se habrán mudado sus padres. Pedro Henríquez Ureña lo acoge instruye en la lectura de los grandes maestros.

Juan Bosch funda grupos y tertulias literarias, es nombrado director de estadísticas y organiza el Censo Nacional de Población, luego es nombrado Jefe de Información y Estadísticas, y en 1937 es designado Diputado al Congreso, a la edad de 27 años.

Al año siguiente, bajo el pretexto de procurar atención medica para su esposa, sale para Puerto Rico, y desde entonces inicia y accidentado periplo político-intelectual que lo llevará desde Puerto Rico a Cuba, Venezuela, Costa Rica, Bolivia y Chile, sirviendo desde Secretario personal del Presidente Prìo Socarrás, hasta compilador de las obras de Eugenio Marìa de Hostos.

En 1939, junto a Cotubanamá Henríquez, y otros dominicanos, Funda en Cuba el Partido Revolucionario Dominicano, toma participación principal en varios de los acontecimientos polìticos de esos convulsos años de la polìtica cubana y centroamericana, así como en la organización de los eventos que culminaron con los desembarcos de Cayo Confites, en República Dominicana.. Publica varios libros desde biografías hasta poemas, pero destaca sobremanera, el cultivo del género del cuento.

A raíz de la muerte de Trujillo, junto a Angel Miolàn, Ramòn Castillo, Nicolás Silfa, y otros, Llega a República Dominicana a instalar el PRD, y de pronto, sus llamados al “borròn y cuenta nueva”, tratando de allegarse a los sentimientos de los más humildes, junto a las críticas a los, por él denominados tutumpotes, lo enfrenta a la oligarquía y a lo más rancio tanto de la Iglesia Católica, con el Padre Láutico García y el Capellán Marcial Silva, al frente, así como del militarismo reaccionario, no obstante, gana las elecciones de 1962, las primeras del post trujillismo. Derrocado a los siete meses de gobierno, por una cospiraciòn cívico-militar bajo la cobertura de Gobierno Norteamericano, que lo veía con nervioso recelo, ante la aprobación de una constitución evidentemente muy inclinada a la protección social de las mayorías, incluyendo un muy marcado celo por las libertades públicas.

A partir de su derrocamiento del poder gubernamental, Juan Bosch pasa al exilio, se instala en Puerto Rico y desde allí mantiene estrecha comunicación con sus partidarios. En diciembre del mismo año 1963, Manuel Aurelio (Manolo) Tavárez Justo se alza a las montañas de Las Manaclas con un grupo de jóvenes como un grupo guerrillero, que faltos de experiencia y preparación, rápidamente son sacrificados, sin embargo, el malestar general provocado por el derrocamiento del Gobierno Constitucional, llega hasta importantes núcleos de jóvenes oficiales militares y finalmente, en 1965, logran provocar la caída del gobierno de facto, a cargo de un triunvirato, encabezado por Donald Read Cabral, lo que dá inicio a la conflagración interna conocida hoy como la Guerra de Abril, que buscaba la reposición de Juan Bosch en el gobierno y la vuelta a la Constitución que fuera votada durante su corto período de gobierno.

Esta revuelta fue sofocada, tras una masiva invasión militar norteamericana, con la imposición de ominosos acuerdos, por parte de los invasores. De regreso al ruedo electoral, en 1966, bajo la misma férula militar que vino a impedir su reposición, Juan Bosch, asiste formalmente a un montaje electoral, que terminaría con la asención de Joaquín Balaguer, a la presidencia de la República.

Juan Bosch es amedrentado, y decide un recomendado autoexilio, que lo lleva a alejarse físicamente del país, se va a Europa, y regresa unos años más tarde, preocupado por la radicalización paulatina del PRD, cuya militancia era perseguida y maltratada groseramente, bajo las líneas de trabajo de las fuerzas militares, controladas y dirigidas bajo las orientaciones de una masiva presencia de asesores militares norteamericanos.

Durante su estadía fuera del país, basado en España, llega a visitar varios países de orientación política socialista, Biet Nam, Kampuchea, Corea, China, Francia, es recibido por el Mariscal Tito de Yugoslavia, por el Primer Ministro Inglés, etc.. Su dedicación febril a la investigación histórica, social y polìtica, lo coloca en la ruta del marxismo, sobre el que luego confesaría que hasta entonces no lo conocía sino vagamente. De ese importante período de dedicación y maduración políticas, surgen varias obras de enjundiosas enseñanzas y reflexiones políticas, especialmente, en 1969, su nueva propuesta de dirección y organización gubernamental, La Dictadura Con Respaldo Popular, un proyecto político hibrido, entre el Socialismo basado en la Dictadura del Proletariado y el Neoliberalismo Capitalista asentado en el modelo de Representación Democrática Republicana.

A esta importante propuesta, le sigue una valiosa colección de obras políticas de rigurosa factura intelectual e investigativa, en las que se perfila como protagonista el método científico de investigación, y particularmente, del método marxista, caracterizado por la interpretación de los hechos a la luz de las realidades materiales, medibles, verificables y reproducibles, con el hombre, sus luchas y sus necesidades como protagonistas de los acontecimientos históricos y éstos como repuesta y consecuencia de los hechos acumulados y relacionados de la historia.

Luego de la Revolución de Abril, va conformando sus ideas, inclinándose cada vez más hacia las ideas que conducen a reconocer el relevante papel histórico de las clases en las luchas por la dominación del poder político, admitiendo de hecho, que en las masas organizadas, se halla el más poderoso y legitimo poder para la generación de los cambios sociales y políticos. Es de este concepto de dónde partirá más tarde, para montar su interpretación del conjunto Sociedad-Estado-Gobierno, como un híbrido basado en las experiencias de los procesos políticos del Levante Europeo posteriores a la Segunda Guerra Mundial, evidentemente influído por las lecturas de los textos de las revoluciones Rusas, como serían, como antes citáramos, los doctrinarios mensajes de Lenín, aunque luego se confesara “no leninista”, así como los de otros paradigmas de los estudios y sistemáticas investigaciones sobre las sociedades, los estados y las luchas de clases, tales como Federico Engels, Mao Tse Dong y Carlos Marx.

Hemos Considerado de capital importancia exponer la trayectoria histórica del tallado político de Juan Bosch, para podernos acercar al análisis objetivo de sus ideas y pensamientos, pues como puede observarse, los primeros pasos de su accidentada formación intelectual, estuvieron acompañados de duros procesos de adaptación, precariedades económicas, viajes, traslados de vivienda, escolaridad intermedia, pero siempre, creciendo de modo fuera de lo común, desde la formación precoz de talleres literarios, grupos de teatros, animación, etc.….hasta la participación en importantes acontecimientos polìticos regionales y nacionales. Las consecuencias de estos irregulares periplos, son la fortaleza de espíritu y la acendrada capacidad para interpretar el hecho político, mostrando y demostrando sus efectos y consecuencias.

También nos muestra la virtud del científico social como persona entregada al trabajo teórico como al práctico, con la perseverancia objetiva que lo lleva a saber y lograr integrar la virtud artística de su quehacer literario con la del maestro de la investigación y la conducción polìtica y social.




José Francisco Antonio Peña Gòmez,

fue el hijo de dos campesinos, según dan cuentas algunos historiadores que se dedicaron a investigarlo, de ascendencia haitiana, cuya tortuosa historia familiar documentada vamos a referirla a partir del hecho conocido de que sus padres tuvieron que huir de las persecuciones antihaitianas desatadas por el régimen trujillista durante los últimos años de la década de los treinta, del siglo pasado, que llevó a las matanzas de miles de haitianos y sus familiares, ocurridas durante los años 1936 y 1937.

Los infantes hijos de los referidos padres, quedaron, fortuitamente, abandonados en una loma, mientras sus padres huian a esconderse, extraviados los niños, estos fueron rescatados por una familia que luego los repartiría entre otras. El niño que pasó a ser bautizado con el nombre de José Francisco Antonio Peña Gómez, contaba para entonces con apenas algunos meses de edad, y fue criado por el matrimonio de Regino Peña y Doña Fermina Gómez, dos humildes campesinos de la zona.

A partir de ahí comienza la historia de su crecimiento y sobresaliente formación. Cuentan sus historiadores, que el niño José Francisco siempre sobresalió entre sus pares por sus marcadas habilidades y desarrollada capacidad para el aprendizaje de toda actividad u oficio en la que incursionara.

Sirvió como colmadero, zapatero, limpiabotas, ayudante de mecánica, gomero, vendedor de frutas, lechero, y hasta de barbero hizo algunas veces, entre sus cercanos, según contara él mismo, orgulloso de sus desarrolladas pericias obreras, como también presumía de haber sido buen jugador de béisbol. Su desarrollo fue relativamente normal, en cuanto consideremos que su desenvolvimiento como hijo de un matrimonio de recursos humildes, seria más o menos el de cualquier familia dotada de los magros recursos económicos de la mayoría de su entorno, sin embargo, dadas las sobresalientes habilidades para el aprendizaje mostradas desde temprana edad, junto a su desusual interés por la lectura, siempre halló apoyo en alguna que otra persona que se maravillaba con su excepcional interés, así es como va a parar a casa y a manos de la distinguida dama, Doña Dolores Vda. Bogaert, donde tuvo la oportunidad de empaparse de obras de literarias de la más encumbrada catadura, desde religión, polìtica, filosofía, ciencias, derecho, etc.…

Auxiliado por algunos protectores, llega a ser profesor de educación nocturna y finalmente, cuando se decide venir hacia la Ciudad Capital, tras sus afanes por hacerse abogado, es designado como profesor de escuela en la localidad de Yaguate. Luego de graduarse de bachiller, llega a ser profesor del Reformatorio, y luego locutor de la Voz Dominicana.

Ya, al final de la década de los cincuenta, cuando se producen los desembarcos guerrilleros de Constanza, Maimón y Estero Hondo, comienza a dar sus primeros pasos políticos en el clandestinaje, haciendo contactos con los jóvenes antitrujillistas, y es así, como al producirse magnicidio de Trujillo, y verificado el regreso de los exiliados dominicanos que vienen a instalar el PARTIDO REVOLUCIONARIO DOMINICANO, que hasta este momento se mantuviera activo, básicamente en el exilio, Peña Gómez es uno de los primeros residentes que toma la iniciativa de presentarse y a ponerse a la orden del partido.

A partir de ahí, es tomado de las manos por Don Angel Miolán y luego por Don Juan Bosch, quienes les entregan responsabilidades de inmediato para la organización del primer acto de masas del recién llegado partido, actúa como maestro de ceremonia en el mismo, y queda como responsable de la propaganda del partido.

A partir de entonces, no queda ajeno a ningún evento político dominicano de trascendencia. Su formación académica y polìtica lo vio pasar por universidades desde Harvard, en Estados Unidos, hasta la Universidad de Paris, así como Puerto Rico y Costa Rica. Instituyó el programa Tribuna Democrática, a través del cual anunció el derrocamiento del Triunvirato, llamando al regreso de la Constitución, se inició la Revuelta Constitucionalista, que fuera pisoteada por las fuerzas norteamericanas, que, tras una mascarada electoral, dejaron instalado a Joaquín Balaguer.

Su fogoso discurso, mantuvo la vida del creciente entusiasmo del PRD, y luego de la salida de Bosch, quien, después de los acontecimientos guerrilleros de Playa Caracoles, tras los cuales entró en franca contradicción con respecto a la estrategia informativa, abandonó el PRD, Peña Gómez paso a conducirlo con bastante madurez y sabiduría, no obstante, el Partido debió abstenerse de participar en el proceso electoral del 1974, cuando las persecuciones militares y la participación polìtica de los militares hizo casi imposible el desarrollo de una campaña minimamente aceptable, sin poner en peligro la vida de sus militantes.


Mientras, transcurrían los días de ese nuevo período de gobierno, una vez más encabezado por Joaquín Balaguer, Peña Gómez logra mantener la cohesión del Partido, y lo conduce hacia el fortalecimiento institucional proporcionándole una definición ideológica en el marco de una estrategia de internacionalización, Adhiriendo el PRD a la Internacional Socialista, que acababa, en 1976, de abrirse a los partidos de América Latina, que si bien surge sus efectos internos limitados al sector intelectual del partido, a nivel internacional, surge unos efectos trascendentales cuando de frente al nuevo intento de escamotearle un innegable triunfo, Peña Gómez pone en movimiento la maquinaria mediática y polìtica internacional bajo la influyente INTERNACIONAL SOCILISTA, de modo que a Balaguer se le hace casi imposible resistir las presiones internacionales.

Durante todos esos años que siguieron al incorporación del PRD a la INTERNACIONAL SOCIALISTA, Peña Gómez fortalece sus relaciones con los mas connotados líderes polìticos mundiales, desde África, Asia, Europa, América Latina y Los Estados Unidos, y asimismo mantiene su encendido discurso para informar continuamente de sus logros polìticos, mientras trata de explicar y dar a conocer el valor de mantener al partido como parte de ese consenso internacional, lo cual no siempre fue bien entendido por todos los demás dirigentes Luego de una campaña internacional, que lo llevó a tocar las puertas de todas las democracias mundiales, hasta las del congreso norteamericano, consiguió que Balaguer desmantelara la odiosa y criminal Banda Colorá, y luchando contra-corriente, lanzó al partido a las elecciones del 1978, donde el PRD obtuvo un arrollador triunfo, no obstante todas las malas artes puestas en práctica por el gobierno. Aún así, la entrega del poder al presidente electo, Don Antonio Guzmán Fernández, fue mediatizada, valiéndose el Dr.

Balaguer, de leyes que limitaron la autoridad militar del gobierno, así como despojando al congreso recién elegido de cuatro senadores, para impedirle asegurar una mayoría que corrigiera el altamente comprometido Poder Judicial. Así que los controles de los poderes judiciales y legislativos, quedaron conculcados y puestos a las órdenes del Dr. Joaquín Balaguer, lo que le garantizaría impunidad para sus altamente corrompidos correligionarios y sus militares.

El gobierno es ejercido exitosamente, dentro de los márgenes de maniobrabilidad posibles, por Don Antonio Guzmán Fernández, pero las contradicciones personales o de poder, con el entonces Senador y Presidente del Senado, Salvador Jorge Blanco, arrastran a Peña Gómez, quien no obstante pretender mediar entrambos, terminó siendo atropellado por los allegados y familiares más cercanos al Sr. Presidente, Don Antonio Guzmán, hasta el extremo de que Peña Gómez se autoexcluiría de visitar el Palacio Nacional, después de los dos primeros años del gobierno que él mismo tanto ayudara a alcanzar.

Finalmente, Don Antonio Guzmán se suicidó, un mes y medio antes de ser sucedido por el nuevo presidente, Dr. Salvador Jorge Blanco. Este gobierno, junto al cual, el propio Peña Gómez fuera electo Síndico del Distrito, mantuvo una aceptable relación con el Partido Revolucionario Dominicano, pero, luego de ser sucedido, el propio ex-presidente, junto a otros importantes miembros de su gobierno, fue perseguido implacablemente por la Justicia dirigida por Joaquín Balaguer, terminando el Dr. Jorge Blanco varios funcionarios, encarcelados hasta por más de un año.

Todos esos traumas los tuvo que sortear Peña Gómez, con tacto y comedimiento, hasta que en el 1994, como candidato a la presidencia gana limpiamente las elecciones, pero su triunfo es escamoteado por una nueva jugada fraudulenta de Joaquín Balaguer, sin embargo, contrario a otras ocasiones, esta vez la opinión internacional y nacional es movida por las habilidades del propio Peña Gòmez que logra llevar a Balaguer a la negociación, tal que una modificación de la constitución, obliga a éste a renunciar a la mitad del período usurpado, es decir, a limitar el gobierno a dos años, mientras se convoca a nuevas elecciones, pero con una nueva constitución que obliga a obtener un 50 por ciento del total de votos emitidos, para poder acceder a la presidencia sin acceder a una segunda vuelta electoral.

Una nueva coartadaza que obligó a un segundo escrutinio contra el Dr. Leonel Fernández, a quien Balaguer, junto a su partido, terminó apoyando. Así fue impedido, finalmente, el ascenso de Peña Gòmez al solio presidencial. De tal modo que su legado político y social termina en el 1998, tras una fulminante enfermedad cancerosa que lo lleva a la muerte y recibe una ovación póstuma del pueblo dominicano, como jamás registrara la historia, llevado a enterrar por sus seguidores, contados por centenares de miles que fueron a darle su último adiós, donde quedó sepultado como el líder más popular de la historia dominicana.



Las vidas de estos dos dirigentes de acendrada vocación política democrática y marcada sensibilidad social, aparecen, en principio, como escasamente coincidentes, sin embargo, el experimentado y aristocráticamente culto escritor y político, Juan Bosch, llegó a adoptar políticamente al sobresaliente hijo de las calamidades histórico-sociales: Peña Gómez, lo cual hizo que este joven de excepcionalmente adelantados dotes, siguiera a su maestro, con orgullo y obediencia notables, durante los años subsiguientes a la Revolución de Abril, pero las contradicciones habrían de aflorar, tan pronto como en el largo camino político que les esperaba por recorrer a ambos, hubieran de expresarse las marcas de sus distanciados orígenes y formaciones sociales y familiares.

Mientras a Juan Bosch le seguían las privilegiadas virtudes de ser un brillante joven intelectual y trabajador, hijo de una humilde pero muy respetada familia de origen español, respaldado socialmente por sus pares, lo que le permitiría mantener un arrogante gesto de seguridad y orgullo, que llevó siempre como un traje de lujo, que siempre pudo y supo hacer valer en innúmeras circunstancias de carácter político, social, profesional y hasta en el mundo de las demandas románticas, a Peña Gómez le persiguió siempre el fantasma de su origen azarosamente triste, hijo adoptado, cambiado de hogar, obligado a sobrevivir a fuerza de ganarse la gracia o hacerse merecedor de los medios de su supervivencia, trajo a cargo la raza negra, preterida por excelencia por los dominicanos, hecho mismo éste que le valió la ignominiosa pérdida de sus padres y su destino accidentado, hubo de vivir y sobrevivir luchando con el fantasma de la duda sobre la posibilidad de que sus padres pudieran haber sobrevivido, pero jamás recibió noticias del destino de aquellos, como tampoco de una de la hermana que lo cuidara durante aquella infausta noche de su abandono.

Una inexplicable indisposición para los negocios y transacciones comerciales, se le impuso para que desarrollara otra fortuna que no fuera la de sus virtudes como líder político de excepción. No obstante, la inseguridad que proyectan las vicisitudes de su periplo histórico, económico, político y social, lo habrían de colocar siempre ante la necesidad de procurarse relaciones de apoyo, político, intelectual, económico y de reconocimientos, esta última necesidad se convirtió en su lado más frágil.

Así que, esta sería una de las razones por las que se viera inclinado a girar grados hacia los preceptos de la derecha política, muchas veces renegando de sus principios y luchas ideológicas mejor indicadas por sus pensamientos originales.

Halló en las relaciones internacionales, reconocimientos desbordantes para un hombre de inusual manera de hacerse a la mar de los más encumbrados dirigentes políticos mundiales, de manera que le sería casi imposible, sicológicamente, desprenderse de toda la parafernalia con la que la Socialdemocracia Internacional y el liderazgo mundial, lo acogió, elevándolo a la categoría de estadista, recibido, a menudo, por ministros, reyes y presidentes, como un estadista mundial. Sus luces y su historia, por tanto, lo colocaron también en la línea de una moderación harto conservadora, aunque, justo es señalar que nunca desistió de sus esperanzas de conciliar el bienestar común con el progreso económico y general de los pueblos.


Juan Bosch, artista de las letras, intelectual, principalmente, autodidacta, educado entre sus padres, hijo de emigrantes españoles, libre de prejuicios raciales, que es recibido y asimilado por la más refinada intelectualidad dominicana sin resentimientos ni apuros.

Peña Gómez, de mosaico origen progénico, crece entre las más humildes precariedades en torno a su desarrollo académico, termina estudiando en las más encumbradas instituciones universitarias del Mundo, la Universidad de París, Harvard.

Juan Bosch, de coloquial modo en la oratoria, profundo y sabio en sus rebuscados resúmenes discursivos, en los que nunca se escapa la intención doctrinal de los mismos, deja un trazado filosófico impreso en cada palabra que escribe y pronuncia, no obstante su particular habilidad para hacerlo utilizando sólo palabras y combinaciones de las mismas, asequibles al público más ordinario.

Peña Gómez, de discurso de tono encendido, convocante, de factura épica, estremecedor, escasamente doctrinario, fue decenas de veces el responsable de iniciativas movilizadoras de multitudes. Podemos recordar como un discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad Autónoma, provocó una encendida marcha no programada, una tarde, al denunciar, desafiantemente, al terrorismo oficial contra la juventud de entonces, a raíz de las actuaciones de la llamada Banda Colorá.

Juan Bosch, acepta, resignado, la realidad de los poderes fácticos del poder imperial que aplastó la Revolución de Abril, alejándose del País, compelido por las amenazas y atentados contra su vida misma.

Peña Gómez, se propone y dispone a luchar en el seno del perredeísmo para su reorganización y lo conduce por la vía de los reclamos de reivindicaciones sociales, libertades políticas, y resistencia frente los desmanes militares contra la población,

Juan Bosch, luego de madurar su pensamiento político, tiende a identificarse cada vez más con los métodos y prácticas políticas propias de los más sobresalientes pensadores de las corrientes llamadas de izquierda, incluída la puesta en ejecución de una escuela para la formación de cuadros políticos para la formación de un partido concebido para conquista del poder a través de las fuerzas populares organizadas.

Peña Gómez, se acerca cada vez más a la concepción de una sociedad entregada a las fuerzas económicas de los mercados liberales del capitalismo, basado en las ideas de La Internacional Socialista europea occidental.

Juan Bosch, caracteriza la probidad de su conducta social, con un aristocrático comportamiento intelectual y de bien relacionadas élites intelectuales, cuidándose siempre de fastuosidades, de delicados escrúpulos familiares victorianos.

Peña Gómez, de austera vida económica, sin fortunas, más bien parece haber pasado lo mejor de su vida política respaldado económicamente por el sensato concurso de la burguesía del partido, materialmente desprendido y piadoso, nunca exento de precariedades materiales y algunos desenfados familiares, se desenvolvió siempre “bañado de pueblo”, así conducido hasta durante su propio cortejo fúnebre, que puede considerarse, a nuestro juicio basado en los documentos y en nuestra propia vivencia, un acto masivo de inédita referencia, ante la sin par asistencia, distancia del recorrido y tiempo de acompañamiento.


El Legado Político de Juan Bosch, de mayor significación, puede desglosarse en tres referencias de su accionar político fundamental:

1ro. Introducción del discurso político popular como método para hacer llegar mensajes de educación social, política y cultural.

2do. La introducción de un diseño y estilo de gobierno concebido como para un estado democrático e independiente.

3ro. El cultivo y la educación en torno a que se cumple con la responsabilidad política de un ciudadano sin procurar obligadamente la dirección del gobierno estatal.

4to. Diseño, construcción y direcciòn de los dos partidos mayoritarios que hoy se disputan el poder en República Dominicana.



El Legado Político de Peña Gómez, obligado a considerar sus orígenes familiares, destaca ante todo,


1ro. Su acendrado convencimiento del valor de la participación popular en las grandes decisiones partidarias.

2do. La masiva apertura del partido a todas las corrientes de pensamiento ideológico, aceptadas como tendencias de orientaciones divergentes pero pasibles de unificar en torno a las coincidencias mientras se descantan las diferencias.

3ro. La inserción del quehacer político doméstico de los líderes del partido en las corrientes internacionalistas formales, permitiéndoles así acercar los criterios de unificación en torno a postulados generales y convencionales, insuflándoles con la prisión de la jerarquía de las ideas abrazadas. …

4to. La re-estructuraciòn, orientación, y conducción del su partido, luego de las tormentosas crisis que significaron la caida del gobierno de J. B., la Guerra de Abril, las represiones de los años 70 y el abandono del partido por parte de su fundador.



Tanto Juan Bosch, como Peña Gómez, aunque terminaron sus días políticos, manteniendo cierto distanciamiento político, para la historia política dominicana, constituyen hoy dos referentes históricos imborrables, los cuales son reivindicados hoy por varios partidos políticos y reconocidos como personajes de la historia de acendrado respeto en la memoria ciudadana. Juan Bosch, el Gran maestro, educador y fundador de ideas y de la organización política. Peña Gómez, el Gran conductor y moderador popular.




Bibliografía:

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Salmador, Víctor; El Hijo del Pueblo. 1ra. Ed., Santo Domingo, D. N., R. Dom., M. A. S., Editora de Colores, S. A., 1994. 152 pp.

Franco Pichardo, Franklin; Los Orígenes del Socialismo: En América Latina. 1ra. Ed., Santo Domingo, D. N., Sec. Nacional de Organización del PRSD, 2006. 272 pp.

Raful, Tony; José Francisco Peña Gómez, 1ra. Ed., Santo Domingo, D. N., Instituto de Formación Política J. F. P. G., 2006. 144 pp.


Santo Domingo, D. N.
República Dominicana,
Enero del 2007